Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de placas rojas, elevadas y cubiertas de escamas plateadas. Es una afección autoinmune en la cual el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error las células sanas de la piel, acelerando el ciclo de crecimiento de las células cutáneas.

Esta aceleración en el ciclo de crecimiento provoca la acumulación de células en la superficie de la piel, formando las placas características de la psoriasis. Estas placas suelen ser dolorosas, irritantes y causar picazón. Además de la piel, la psoriasis puede afectar las uñas y las articulaciones, dando lugar a la psoriasis ungueal y a la psoriasis articular, respectivamente.

La psoriasis puede manifestarse en diferentes formas y grados de severidad, y su aparición puede estar influenciada por factores genéticos y ambientales. Los brotes de psoriasis pueden desencadenarse por el estrés, las infecciones, el clima frío, ciertos medicamentos y otros desencadenantes individuales.

 

¿Es contagiosa la psoriasis?

No, la psoriasis no es contagiosa. No se puede «coger» tocando las placas de psoriasis.

¿Es hereditaria la psoriasis?

La aparición de la psoriasis supone una predisposición genética, un tercio de las personas con psoriasis tienen antecedentes familiares. Se cree que además de la herencia son necesarios otros factores desencadenantes.

¿Qué perjudica a la psoriasis?

Un brote de psoriasis puede desencadenarse por un traumatismo (heridas, golpes, quemaduras solares, …), el estrés psicológico, cambios hormonales (menstruación, embarazo, menopausia…) , procesos infecciosos de piel o vías respiratorias, y ciertos fármacos contraindicados como: sales de litio, Aines (indometacina), cloroquina, interferón alfa, betabloqueantes y antagonistas del calcio. En algunas personas los cambios hormonales pueden provocar mejorías. El exceso de alcohol y de peso perjudican. Además las condiciones ambientales (temperaturas extremas, polvo de cemento, …) pueden agravar el estado del afectado.

PSORIASIS EN DIFERENTES ZONAS

Tratamientos de la psoriasis

El objetivo del tratamiento es librar la piel de lesiones psoriáticas durante un período de tiempo, lo que se llama “limpiar”, “aclarar las manchas” o remisión. A veces se dan remisiones espontáneas. Otras veces la psoriasis se hace resistente a un tratamiento, que deja de ser efectivo, y, por tanto, debe cambiarse por otro.

Existe un amplio abanico de tratamientos. Aunque todos los tratamientos de la psoriasis son efectivos para mucha gente, ninguno lo es para todo el mundo: la respuesta a cada tratamiento varía de una a otra persona. Consecuentemente, un paciente no debe quedarse estancado en un solo tratamiento cuando no le resulte efectivo. Frecuentemente, el médico rotará los tratamientos para evitar o minimizar los efectos secundarios a largo plazo.

Dividimos los tratamientos en cuatro clases:

  • Tópicos (directamente sobre la piel).
  • Fototerapias (luz ultravioleta).
  • Baños.
  • Internos (pastillas, píldoras, inyecciones).

Usualmente, cuando se inicia el primer tratamiento, se aplica un tratamiento tópico, pasando a fototerapia o tratamientos internos si los otros no son efectivos o porque la gravedad del caso lo requiera. El criterio es usar primero los tratamientos con menos efectos secundarios y sólo pasar a otros más agresivos si los primeros fracasan.

Muchos tratamientos para la psoriasis se han descubierto por casualidad al aplicarlos a otras enfermedades. Sólo ahora los avances en el conocimiento de los procesos celulares y los mecanismos inmunológicos implicados en la psoriasis permitirán el diseño de “terapias a medida” reduciendo previsiblemente los efectos secundarios de otras terapias actuales.

Psoriasis espalda

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