Existen mitos sobre qué causa el acné. Algunos piensan que la incidencia del acné es más alta si se come chocolate o fritos. Otros que es debido a la poca higiene, pero ninguna es cierta
Nuestro cuerpo produce una hormona llamada andrógena que estimula las glándulas sebáceas al producir una sustancia aceitosa conocida como sebo. Una sobre producción de sebo provoca la obstrucción de los poros bloqueando la salida de la grasa a la superficie de la piel y facilitando la propagación de la bacteria Propionibacterium acnés. La mezcla entre la bacteria, el sebo y los ácidos grasos irrita las paredes del folículo piloso causando inflamación. Esta inflamación se manifiesta con diferentes tipos de granos y puntos negros.
El acné es una afección dermatológica común que afecta a muchas personas. Se caracteriza por la aparición de granos, espinillas y comedones en la piel. Se estima que ocho de cada diez personas experimentan acné en algún momento de sus vidas. Esta enfermedad puede ser difícil de tratar, ya que es compleja tanto en su aspecto físico como en sus implicaciones psicológicas.
El acné puede dejar cicatrices en la piel y no siempre desaparece por completo al final de la adolescencia. En algunos casos, puede persistir en la edad adulta, lo que puede ser frustrante para quienes lo padecen.
Aunque los científicos no conocen exactamente el mecanismo preciso por el cual se produce el acné, han identificado cuatro factores desencadenantes principales. Estos incluyen el exceso de producción de sebo, la hipertrofia y obstrucción de los folículos o poros de la piel, la colonización bacteriana y la inflamación.
El sebo es una sustancia aceitosa producida por las glándulas sebáceas de la piel. Cuando se produce en exceso, puede obstruir los poros y los folículos pilosos, lo que facilita la acumulación de células muertas y bacterias en la piel.
La colonización bacteriana también juega un papel importante en el desarrollo del acné. La bacteria Propionibacterium acnes es una de las principales bacterias implicadas en esta afección. Estas bacterias pueden proliferar en los poros obstruidos y desencadenar una respuesta inflamatoria del sistema inmunitario.
La inflamación es otro factor clave en el acné. Cuando los folículos pilosos están obstruidos y las bacterias se multiplican, el sistema inmunitario responde provocando una inflamación en la piel, lo que da como resultado la aparición de granos y lesiones inflamatorias.
El tratamiento del acné puede variar dependiendo de la gravedad de la afección. Pueden utilizarse diversos enfoques, que van desde cuidados dermatológicos básicos hasta medicamentos tópicos y sistémicos más potentes. Es importante consultar a un dermatólogo para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.
El acné puede darse en diferentes personas, siempre dependiendo de la edad, el estado de las hormonas y los medicamentos que afectan al estado de la piel.
– Acné en la mujer adulta
– Acné en los niños
– Acné en los adolescentes
– Acné por medicamentos
