La rosácea: enrojecimiento del rostro
La rosácea es una dermatitis crónica de la región facial caracterizada por dos alteraciones principales:
• Alteración vascular: produce episodios de enrojecimiento en forma de sofocos (flushing), que en muchas ocasiones lleva a un eritema persistente o cuperosis y a la aparición de teleangiectasias
• Alteraciónes inflamatorias: se manifiestan en forma de brotes con aparición de granitos de pápulas y pústulas de manera similar al acné.
Estas lesiones se localizan sobre todo a nivel centrofacial, afectando a mejillas, nariz, mentón y frente. Además, la piel se muestra sensible y reactiva, con cierta dificultad para tolerar cosméticos habituales.
¿Qué causa la rosácea?
Diversos factores contribuyen a la aparición de brotes y a la progresión del eritema, siendo los más frecuentes los cambios bruscos de temperatura, la exposición solar, la ingesta de comidas picantes o bebidas alcohólicas y el estrés. La prevalencia no es muy conocida pero se estima que puede afectar en torno al 3-10% de la población. Aparece de manera preferente en mujeres, aunque posiblemente esto se deba a la mayor facilidad de las mujeres a consultar sobre la alteración estética que ésta produce. La edad de aparición generalmente se sitúa entre los 30 y 50 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
El tratamiento de la rosácea
Dado que no hay un tratamiento que resuelva el problema de manera definitiva, éste va dirigido a controlar los brotes, frenar la progresión del eritema y mejorar el aspecto en las pieles que ya presentan esta rojez y teleangiectasias. Así, es importante consultar con un especialista en dermatología antes de iniciar el tratamiento.
Las lesiones inflamatorias se tratan con antibióticos tópicos u orales en función de su gravedad, consiguiendo un buen control del brote. Los casos más graves o resistentes pueden precisar isotretinoina oral a bajas dosis, durante un tiempo prolongado, que aunque no tenga un efecto curativo sobre la rosácea, consigue una remisión prolongada en muchos casos.
Para el eritema disponemos de fármacos tópicos con efecto vasoconstrictor, con una duración de ocho horas aproximadamente tras su aplicación. Sin embargo, muchas pieles no los toleran porque son algo irritantes.
El láser de colorante pulsado, creado específicamente para el tratameinto de lesiones vasculares, junto con la luz pulsada intensa (IPL), consiguen mejorar de manera espectacular el eritema de la piel y de las venitas. En muchos casos, este tipo de láser se puede utilizar de manera conjunta con los tratamientos tópicos u orales también para inducir una mejoría más rápida de las lesiones inflamatorias durante los brotes.
Dra. Constanza Bahillo Monné. Cuadro médico Dermomedic
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