Yo y mis lunares, María Valerio. Fuente: www.elmundosalud.com – 14 de Junio: Día del Euromelanoma

Trece países europeos celebran conjuntamente el próximo 14 de junio el día del ‘Euromelanoma’, una fecha dedicada a concienciar a la población de los riesgos del sol y de la importancia de detectar a tiempo el cáncer de piel. Decido que es una buena oportunidad para echarles un vistazo a los 1.345 lunares de mi cuerpo.

Los organizadores, la Academia Española de Dermatología y Venereología, en colaboración con los Laboratorios Avène, han puesto en funcionamiento un teléfono para dar cita: 902 194 510. Llamo y enseguida me ‘asignan’ a un dermatólogo, el doctor José Luis López Estebaranz, jefe de ‘derma’ del Hospital de Alcorcón (Madrid), que me hace un hueco antes del 14 de junio para poder contar cómo será la experiencia.

La cita es a las 11 de la mañana. Mientras espero el Cercanías me entretengo contando lunares: 24 en el brazo derecho y 30 en el izquierdo. Ya en la sala de espera le echo un vistazo a la revista de mi vecina primero y a los folletos sobre cáncer de piel después. «El melanoma es curable casi al cien por cien si se detecta a tiempo», el mensaje me tranquiliza.

Cuando llega mi turno, el dermatólogo me explica la importancia de acudir al médico tan pronto como nuestra piel emita alguna señal de alarma. Un lunar que cambia de tamaño, de color, que se inflama o se ulcera, alguna lesión que comienza a picar o a doler… Detrás de cualquiera de estos síntomas puede haber un cáncer de piel ‘naciendo’ que puede tratarse con cirugía.

Creo que la regla del A,B,C,D me será muy útil cuando tenga que autoexplorarme en casa:

  • A de Asimetría: los lunares ‘sanos’ son redondos y simétricos, no como los melanomas.
  • B de Borde: el borde de los lunares es regular; el del melanoma irregular.
  • C de Color: los melanomas iniciales tienen un tono no homogéneo.
  • D de Diámetro: los lunares son inferiores a 6 milímetros, un tamaño que aumenta en el caso de neoplasia.

El doctor López Estebaranz empieza a mencionar los factores de riesgo y cada vez me preocupo más: «personas jóvenes, mujeres más que hombres, que tienen muchos lunares, con algún antecedente familiar y con una historia de quemaduras solares en la infancia». ‘¡Dios mío!’, pienso, y a punto estoy de salir de la consulta, asustada por la perspectiva y con el recuerdo de mis veranos infantiles en Benicasim en la cabeza; quemadura va, quemadura viene.

Menos mal que la observación de mis lunares debajo del dermatoscopio despeja mis temores. Este pequeño aparato, una lupa de 10 aumentos con una luz polarizada, es «algo así como el ‘fonendo’ para el médico de cabecera», según me explica el dermatólogo, algo fundamental para ver las lesiones pigmentadas de las capas más superficiales de la piel.

A través del dermatoscopio López Estebaranz, que además es coordinador del Registro Nacional de Melanoma de la zona centro («estoy en buenas manos», pienso), me revisa a conciencia. ¡Y completamente gratis! Esta campaña, y van cinco consecutivas, funciona gracias a la disponibilidad de los dermatólogos voluntarios, que no reciben nada a cambio y que dedican este día exclusivamente a la detección precoz del melanoma (tanto en los hospitales como en sus consultas privadas).

Si en esta ocasión se queda sin cita no dude en consultar con su dermatólogo habitual, especialmente si le preocupa alguno de sus lunares. Para hacerse una idea del volumen de llamadas basta ver las cifras del año pasado. Según el doctor Miguel Aizpún, presidente de la Academia, se recibieron más de 52.000 solicitudes por teléfono; y 324 dermatólogos, en la red pública y en las consultas privadas, en horario de mañana y tarde, según la disponibilidad, atendieron a más de 3.300 personas.

Mi revisión incluye las palmas de las manos y de los pies, donde menos atención se presta a las lunares; las uñas, los ojos, donde también pueden aparecer melanomas, esa marca de nacimiento ‘color café con leche’… Y aunque alguno de los lunares está creciendo de tamaño («sería conveniente una revisión anual»), de momento no tengo nada de qué preocuparme.

Bueno sí, del sol. «La exposición intermitente e intensa en épocas puntuales es la más relacionada con la aparición de melanoma», me explica López Estebaranz. O sea, los quince días de agosto que cada año pasamos ‘torrándonos’ en la playa.

De camino a casa me propongo firmemente usar la protección adecuada, factor 20, y evitar la exposición en las horas centrales del día, y cubrirme a la sombra, y no quemarme… Todo sea por mis lunares.

Se aprueba el uso estético del botox en españa. (Febrero 2004)

Recientemente ha sido aprobado por el Ministerio de Sanidad el uso estético de la toxina botulínica (BOTOX). Esta sustancia lleva casi 20 años utilizándose en Medicina. Inicialmente se aplicó en el tratamiento del estrabismo, posteriormente se ha utilizado con buenos resultados en neurología en pacientes con alteraciones de espasticidad, tics y otras alteraciones. En el campo estético lleva 3 años aprobados en otros países, siendo actualmente más de 25 países los que cuentan con la indicación estética. En el año 2002 en Estados Unidos más de 500.000 personas recibieron tratamiento estético con botox para corregir las arrugas de expresión facial. El botox se ha convertido en el tratamiento estético más realizado. Sin duda es su efectividad y seguridad lo que le ha erigido en líder de los tratamientos estéticos. Permite corregir las arrugas de expresión faciales sin cirugía ni tiempo de baja. La administración de la sustancia de forma superficial con unos pequeños pinchazos permite conseguir unos resultados estéticos excelentes. Es una técnica que permite su combinación con otros tratamientos de fotorrejuvenecimiento como son el láser, IPL, materiales de relleno (ac. Hialurónico). Es importante, como todo tratamiento médico que sea realizado por especialistas expertos en la técnica.